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El ruido pasa


El ruido pasa.


Los premios, si son de verdad, se quedan.


Siempre he tenido mis reservas con los premios.

Supongo que cuando el ruido —positivo o negativo— te saca del centro,

es fácil que los trofeos te toquen el ego…

y poco más.


Me pasó.

Gané grandes premios. Sol de Oro, estrategias reconocidas, marcas que se colocaban.

Pero yo…seguía. Dudando.

Cuestionándome. Construyendo.


Hoy, que ya no me cuestiono a mí,

solo cuestiono lo que hay que cuestionar,

entiendo que esos premios… no eran casualidad.

Eran confirmación.

Y que, en el fondo, siempre tuve dirección,

aunque no lo viera con claridad.


Ahora que acompaño a otros a construir con dirección,

con alma,

con estrategia…

esos premios, ese recorrido,

tienen más sentido que nunca.


Y lo bonito es que ahora…

ya no me tocan el ego.

Me confirman.

Y me colocan justo donde quiero estar:

cerca de mi instinto.

Lejos del ruido.


Demasiadas ideas. Muy poca dirección.